
Los sensores de brillo desempeñan un papel fundamental en el control de calidad, sobre todo en el tratamiento de pinturas y superficies. Miden el grado de brillo de una superficie, es decir, la intensidad con que se refleja la luz, y así visualizan las diferencias entre zonas mates y brillantes. A diferencia de los sensores de color o brillo, los sensores de brillo no sólo proporcionan información sobre la intensidad de la luz, sino también sobre la estructura de la superficie y sus propiedades reflectantes: una ventaja decisiva a la hora de detectar errores de producción en una fase temprana.
El modo de funcionamiento se basa en la reflexión y remisión de la luz, en particular en la polarización de la luz. El sensor tiene dos fotodiodos que miden la luz incidente y calculan el grado de brillo a partir de ella.
Superficies brillantes:
Superficies mate:
Mediante la evaluación de la relación entre la reflexión directa y la reflexión difusa, los sensores de brillo pueden distinguir de forma fiable entre superficies brillantes y mates.

Los sensores de brillo se utilizan para controlar la pintura, los revestimientos y los adhesivos en las industrias del automóvil y la ingeniería mecánica.
En este caso, los sensores de brillo pueden distinguir entre láminas transparentes, láminas de caramelo brillantes y láminas de bolsa mates.
Los sensores de brillo comprueban la calidad de la superficie de componentes, circuitos impresos o módulos solares.
Los sensores de brillo son herramientas indispensables para la inspección de superficies en numerosas industrias. Proporcionan mediciones rápidas, precisas y sin contacto que ayudan a mantener los estándares de calidad y optimizar los procesos de producción.
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